Blog Carve In / Carve Out: apoya tus proyectos IT durante los periodos de transformación

 

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Las claves para sacar adelante tus proyectos de Carve In y Carve Out

 

En el contexto de fusiones, adquisiciones o desinversiones de activos, los proyectos denominados “Carve In” (integración) o “Carve Out” (separación) son cada vez más comunes. Aunque responden a objetivos financieros o legales claros, a menudo plantean desafíos IT que se subestiman.

Una transición mal preparada puede debilitar la seguridad, interrumpir la continuidad operativa y degradar gravemente la experiencia del usuario.

En un contexto de transformación estructural frecuente—crecimiento externo, reenfoque, venta de activos—las empresas se enfrentan cada vez más a proyectos de Carve In (integración de una entidad) o Carve Out (separación de una actividad).

Y aunque los términos son bien conocidos por los CFO y los departamentos legales, las implicaciones IT siguen siendo con demasiada frecuencia subestimadas.

Definir el alcance técnico de un proyecto complejo

El Carve Out implica desacoplar una entidad de un sistema de información existente para hacerla autónoma: crear un entorno aislado, redefinir accesos, licencias, herramientas y permitir que la nueva estructura funcione de forma independiente. Por el contrario, el Carve In consiste en absorber una entidad externa en un sistema consolidado, armonizando herramientas, políticas de seguridad, flujos de trabajo y derechos de acceso.

Sobre el papel, estas operaciones pueden parecer simétricas. En la práctica, plantean desafíos específicos: comprender las interconexiones técnicas, evitar duplicidades, gestionar ámbitos híbridos y reconciliar usos empresariales a veces incompatibles.

Este trabajo de base comienza siempre con una evaluación rigurosa, como el mapeo de sistemas, flujos de datos, dependencias y zonas de vulnerabilidad.

No subestimar el impacto humano y la continuidad del servicio

Cualquier cambio en el sistema de información impacta a los usuarios. Durante las fases de Carve, los riesgos de interrupción en las operaciones diarias son numerosos: imposibilidad de acceder a datos compartidos, interrupción de la comunicación entre herramientas, suspensión temporal de servicios o, en los casos más críticos, pérdida de datos.

Por ello, es esencial adoptar la perspectiva de los empleados: ¿qué interfaces cambiarán? ¿Qué procesos se verán afectados? ¿Qué tipo de acompañamiento se debe prever? La experiencia demuestra que cuanto más reducido es el equipo, menos se puede automatizar la transición y mayor es la necesidad de formación y soporte en el terreno.

La seguridad como línea de falla… o de defensa

Uno de los escollos más comunes sigue siendo la alineación de las políticas de seguridad. Al integrar o separar una entidad, los sistemas se exponen a transferencias de datos, migraciones de cuentas y reconfiguraciones de identidades. La gestión de accesos, roles y permisos se convierte en un punto crítico.

El nivel de seguridad no debe degradarse en ningún caso. En la práctica, a menudo se requiere un análisis específico de arquitecturas y riesgos: ¿qué políticas y herramientas están en uso? ¿Cumplen con los estándares del grupo? ¿Se pueden conservar algunos componentes o es necesario migrar todo? Con demasiada frecuencia, las vulnerabilidades surgen en transiciones apresuradas, donde un sistema antiguo permanece “temporalmente” conectado… hasta que ocurre un incidente.

Racionalizar y modernizar: la oportunidad oculta

Un proyecto de Carve también puede ser una excelente oportunidad de modernización. Fusionar dos entidades es el momento ideal para racionalizar herramientas, compartir licencias y revisar ciertas prácticas IT. Por el contrario, separar una estructura puede permitir empezar de nuevo con soluciones más ágiles, mejor dimensionadas y menos costosas.

Pero estos beneficios deben anticiparse durante la planificación del proyecto—no descubrirse a mitad de camino. También hay implicaciones comerciales y contractuales, por ejemplo, en la renegociación de licencias, la reasignación de recursos en la nube, la gestión de accesos de proveedores… Todos estos aspectos deben considerarse (muy) al principio.

Un enfoque estructurado y gestionado

En cuanto a metodología, cada proyecto debe basarse en un escenario de migración probado. Esto incluye una fase de pruebas, un piloto de usuarios y un despliegue progresivo o en big bang, según el tamaño de la organización y la criticidad de los servicios.

Pero más allá de los aspectos técnicos, el éxito depende de una gestión conjunta de los componentes IT, de negocio y legales, con una fuerte alineación desde las primeras etapas, así como de la adaptación de los procesos en torno al funcionamiento del sistema.

Prepararse para el futuro: hacer de las TI una palanca, no una barrera

En un mundo donde todas las funciones empresariales son digitales, ninguna reorganización puede tener éxito sin un conocimiento profundo de la infraestructura IT. Los proyectos de Carve In / Carve Out deben dejar de percibirse como tareas técnicas secundarias. Merecen ser tratados como proyectos estratégicos de pleno derecho, al servicio de la resiliencia y la transformación de la empresa.

Si se anticipan adecuadamente, estos proyectos no solo pueden minimizar los riesgos de interrupción, sino también generar valor mediante la racionalización de herramientas, la mejora de la seguridad y la alineación de los sistemas de información con la visión futura de la organización.

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